Estudio sobre la evolución de paisajes mediterráneos continentales en Lleida y Guadalajara durante los últimos 3000 años a partir de las secuencias polínicas de Ivars, Somolinos y Cañamares

  1. Currás Domínguez, Andrés
Dirigida por:
  1. Santiago Riera Mora Director/a

Universidad de defensa: Universitat de Barcelona

Fecha de defensa: 06 de septiembre de 2012

Tribunal:
  1. Yannick Miras Presidente/a
  2. Josep Maria Fullola Pericot Secretario/a
  3. Natalia Alonso Martínez Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 365470 DIALNET lock_openTDX editor

Resumen

En esta tesis se presenta un estudio sobre la evolución de paisajes mediterráneos continentales a partir de varios registros polínicos procedentes de sectores meridionales de Guadalajara y del Llano Occidental Catalán. El término paisaje es entendido en este trabajo como el resultado de las interacciones entre sociedad humana y medio. Los cambios reflejados en el paisaje a partir del registro polínico ponen de manifiesto, por tanto, las prácticas humanas, la historia ambiental, los usos del suelo y la variabilidad climática. El uso de datos paleoambientales de dos sectores geográficos diferentes permite su intercomparación. Esta estrategia de investigación permite la identificación de tendencias comunes y divergencias, lo que permite determinar el papel humano en el cambio paisajístico a lo largo del tiempo. Tres registros polínicos fueron obtenidos en Guadalajara: Somolinos ? (174 cm comprendiendo desde 1600 cal aC. hasta época actual), Somolinos PAS (380 cm cubriendo desde 800 cal aC hasta 700 cal dC) y Cañamares (250 cm depth cubriendo desde 450 cal aC hasta época actual). En el Llano Occidental Catalán se obtuvieron dos registros polínicos: Ivars (415 cm cubriendo desde 800 cal aC hasta 1500 cal dC) y Els Vilars d’Arbeca (yacimiento arqueológico con algunas muestras datadas en el s. IV cal aC). El análisis de los registros de Guadalajara ha permitido determinar que el Macizo de Pela estuvo forestado durante el I milenio aC. Este sector experimentó una transformación paisajística importante en el s. I cal aC, resultado de la administración romana del territorio y de la extensión de las actividades agropecuarias. Durante el período visigótico y andalusí (s. V a XI dC) las actividades antrópicas se desintensificaron, aunque el medio permaneció abierto. Posteriormente, durante la expansión cristiana, las actividades humanas y el bosque experimentaron un avance. Entre los s. XVI y XIX dC, el sector asiste a una extensión de los pastizales vinculados al desarrollo de una importante actividad transhumante. En el Llano Occidental Catalán los registros polínicos evidencian la existencia de un paisaje abierto y la presencia de vegetación adaptada a condiciones de semiaridez desde el s. IX cal aC. En este momento se constatan evidencias de actividades antrópicas, especialmente de ganadería. Episodios puntuales de aridez parecen incidir en el sector en torno a ca. 700 cal aC. No obstante, desde ca. 450 cal aC estos episodios podrían haberse acentuado, pudiendo haber ocasionado una desecación parcial de la laguna e impidiendo la conservación polínica. Este período seco pudo estar vinculado al abandono del asentamiento de Els Vilars d’Arbeca. No obstante, otros asentamientos ibéricos continuaron ocupados entre el s. V aC y el II aC, lo cual podría sugerir la existencia de diferentes estrategias adaptativas a la variabilidad ambiental por parte de estas comunidades de la Edad del Hierro. Las actividades antrópicas fueron escasas durante época romana bajoimperial. En este momento, el bosque experimentó un avance. No obstante, en s. V cal dC, durante el período visigótico, se detectan importantes deforestaciones. Bajo el desarrollo de la administración andalusí en el sector se constata la extensión de las actividades agrícolas. Posteriormente, el área se establece como una región fronteriza entre los condados cristianos septentrionales y los reinos musulmanes meridionales, ofreciendo escasas evidencias de explotación territorial. Posteriormente, el sector experimentó un desarrollo importante de la agricultura durante la Baja Edad Media. En este momento se constata, además, el desarrollo de la actividad ganadera, probablemente vinculada al desarrollo de rutas trashumantes establecidas entre las llanuras leridanas y las cordilleras montañosas septentrionales. Este trabajo ha permitido documentar diferentes respuestas al cambio ambiental en la Península Ibérica, vinculadas a los diferentes factores políticos, económicos y sociales que predominaron en los diferentes territorios. Por otra parte, los datos paleoambientales ponen de manifiesto la relevancia del papel humano en el cambio paisajístico de los sectores de media montaña peninsular durante época romana.